miércoles, 23 de marzo de 2011

"I´m a cougar"

Aunque ser una cougar signifique rondar los 40 y tener un novio (casi nunca marido) unos 10 años por debajo tuya, yo también me considero una de ellas. Anglicismos aparte, este término se ha convertido en todo un fenómeno social por aquello de que las famosas más internacionales y mediáticas lo han puesto de moda. Desde que cumplí los 14 y me eché mi primer novio, he ido solapando historias de amor una detrás de otra. Casi siempre buscaba (o encontraba) parejas mayores que yo y que venían a representar una segunda figura parterna de la que yo me sentía bastante necesitada por aquel tiempo. Sumemos a este hecho la tranquilidad que me otorgaba alguien con más experiencia, mayor currículum, seriedad, conocimientos... y que creaban una figura sobrevalorada por una chica como yo que estaba experimentando en el amor. Mi primera relación, duró tres años y no fue más que un entrenamiento para saber qué NO quería en la vida. De la segunda, otros tres añitos más, guardo muy buen recuerdo, pero dejó de funcionar un buen día después de muchas idas y venidas y más experiencia acumulada. A pesar de pensar encarecidamente que quería pasar el resto de mi vida a su lado y tener más de un nombre para nuestro futuro bebé pensado, se cruzó en mi camino un pequeño bombón de nata (llamémosle así por lo que significó para mí, físicamente hablando) que me hizo perder la cabeza. Todo lo anteriormente vivido se convirtió en aburrido y yo empecé a sentirme una diosa a su lado. Aquel bombón (tres años menor que yo) despertó una serie de sensaciones que no había vivido antes. No sé si calificarlo de enamoramiento (creo que fue más un capricho-obsesión), pero además de por él, empecé a sentir cosas por mí que no había sentido jamás. Nuestra historia duró poco (quizás por ello resultó tan tormentosa), pero una vez me hube recuperado y tras probar de nuevo con chicos mayores que yo, he vuelto a caer en las redes de otro gran bombón, esta vez de chocolate ;-), 3 años menor que yo. Llevamos vidas completamente diferentes; él estudia, yo trabajo; él hace botellones y yo prefiero beber en bares; él es feliz con un bocadillo en un banco de un parque y yo opto por los restaurantes... Pero después de dos años juntos (el próximo mes los cumplimos) me sigue enseñando cada día a reírme de la vida, a despreocuparme por insignificancias, a quererme tal y como soy, a querer a los demás tal y como son y a dejar de hacer caso a todos aquellos que por desconocedores, piensan que tener una pareja menor que tú no te va a dar las mismas satisfacciones que cualquier otra. ¿Quién dijo que el amor tenga edad? GABRIELLE.

4 comentarios:

Lale dijo...

NO SERÉ YO LA Q TE LLEVE LA CONTRARIA... PERO PROMETO UNA ENTRADA EN LA QUE DEFENDERÉ EL PODER DE UN HOMBRE MAYOR. JA! UNA VEZ, CAMINOS DIFERENTES, Y TAN PARECIDOS A LA VEZ :)

Anónimo dijo...

Desde mi punto de vista creo que cuando dos personas de diferentes edades se juntan es posible que cada una de ellas aporte un toque unico en la relacion.Las diferentes experiencias pueden enriqueder el tiempo que se pasa juntos por lo q nunca se debe de dejar que la edad actue como barrera para encontrar el compañero ideal.Ahí lo dejo. Saludos. Y QUE VIVA EL AMOR!
Camo

Anónimo dijo...

Me encantas querida... nadie dijo que una cosa fuera mejor que la otra, cada una aporta algo diferennte, mejor o peor siempre se aprende. Lo importante es buscar y encontrar la felicidad... Te quiero madalena de fresa.

Medias tupidas

MiRi dijo...

Una joyita de post!