martes, 8 de agosto de 2017

"Moda en masa"

Recuerdo cuando nuestro profesor de Filosofía durante los años de carrera nos hablaba del extraño poder del ser humano cuando se encontraba arropado por la masa. Nos caricaturizaba como borregos, hipnotizados por un líder a quien seguíamos los pasos aunque nos arrojara por la ventana. Entonces no entendí bien el mensaje, pero caló dentro, tanto como para seguir recordándole hoy. Recuerdo también cómo me apasioné por el mundo de la moda gracias a una Peguie entusiasta con la que compartí maravillosos momentos adulando colecciones, eventos y musas; como una Kate Moss rompedora que acabó con las supermodelos de los 90. Entonces no existían las redes sociales, y nos inspirábamos en aquella belleza difícil de alcanzar propia de revistas poco asequibles para nosotras. Hace poco debatíamos sobre el sentido de seguir una moda que hoy en día se ha democratizado y que nos convierte a todos en copias repetidas. Los kimonos, los looks festivaleros, los bañadores de tiro alto, los traseros sobreexpuestos, los flamencos de piscina, los tocados, las poses estudiadas, los selfies con morritos... podemos verlos una y otra vez en nuestros muros de Instagram. Uno detrás de otro en distintos perfiles con miles de seguidores a sus espaldas. En mi caso, la moda que me aporta es aquella que se adelanta para hablar de épocas y que visiona antes de que la masa se haga con ella. Como claro ejemplo, un artículo leído recientemente en La Voz de Cádiz en el que se opina sobre lo "poco elegante" de lucir tatuado de pies a cabeza. Sus líderes, figuras como Angelina Jolie en el bando femenino o David Beckham en el masculino. Ellos se adelantaron, y la masa les siguió popularizando un arte que puede gustar más o menos, pero que en ningún caso es elegante. Solo basta echar un vistazo a la playa de Santa María desde la muralla para opinar lo mismo sin ser un experto. Al igual que tampoco lo es la innovación y el modernismo en la cabellera humana; cortes de pelo imposibles propios de futbolistas que no entran dentro del canon de elegancia. La masa enfurecida gaditana se ha revuelto contra este artículo de opinión, que no muestra otra cosa que la realidad que las propias redes sociales han puesto en evidencia. Esos mismos que se agitan a golpe de teclado desde sus casas y se humanizan cuando son testigos del maltrato animal son capaces de insultar gratuitamente y de utilizar un lenguaje poco elegante contra un periodista que muestra su opinión cada domingo en su columna. Me alegra pensar que somos capaces de ver más allá de la masa; que nos mostramos valientes por expresar nuestra opinión sin atacar a nadie y sin sentirnos atacados cuando alguien la ofrece de forma libre, con un punto de vista diferente al tuyo. Aunque luzcas un sol tatuado en el final de tu espalda, de aquellos años de universidad en que tu profesor de Filosofía te enseñó valores que nunca pasarán de moda. GABRIELLE.