jueves, 23 de abril de 2009

"Mi bolso de piel de cabra"















Estoy encantada con mi última adquisición marroquí. Todavía ando acordándome de mis días semanasanteros en Asilah, sobre todo por el olor a cuero que desprende mi nuevo bolso de piel de cabra. Allí lo vimos colgado de una percha, un auténtico trozo de piel de cabra, con un colmillo como cierre. El vendedor le dio tres o cuatro golpes, lo dobló y lo puso del revés para demostrarme la calidad de la piel y por un módico precio fue mio. Qué alegría sentir que te quitan dos o tres euros con aquello del regateo. Porque aunque te sientes poderosísima cuando te hablan de 50 dirham menos, eso no es más que 5 eurillos contados. Pero bueno, menos da una piedra, y Marruecos no sería Marruecos sin sus típicos tratos. Ni sin su cuero. En Fez se dedican a la curtiduría desde la Edad Media. Y desde entonces de la misma rústica forma. Los hombres caminan por los estrechos pasillos entre las grandes cubas de lejía y los tintes de color, sorteando las pieles extendidas secándose al sol. Qué bueno que todavía sigan existiendo sitios auténticos, donde la mano de obra humana cobra especial importancia y donde los mercadillos, en sus medinas, son el centro de vida de la ciudad. GABRIELLE. Feliz día del libro; os recomiendo que leáis Pasión India, de Javier Moro, el libro que ahora ando leyendo. Y felicidades también a Juan Marsé por su reciente premio Cervantes.

2 comentarios:

Pío dijo...

Pasión India, uno de mis libros favoritos...

Anónimo dijo...

Pues si Gabrielle, desde la Edad Media llevan curtiendo pieles en Fez y todavia a nadie se le ha ocurrido, darle un poquito con lejia. Pero, sin ese olor esa ciudad no sería la misma, además dicen que el olfato es el sentido que mas recuerdos despierta asi que cada vez que percivo ese "aroma" recuerdo ese magnifico viaje... por cierto ya güele a primavera¡