Ellas.
Se han escrito mil canciones para ellas. Se
las ha tratado como lo que no eran. Se las ha ignorado, hasta que la propia
evidencia se ha manifestado para hablar con voz propia. Se las trata de
empoderar en una sociedad lo suficientemente vacía para no ser capaz de verlas.
De reconocerlas. De darles su sitio.
Mi vida ha estado siempre marcada por
ellas. Aún rodeada por hombres, con un padre como ejemplo que se marchó
demasiado pronto, y de tres hermanos que siempre han marcado un camino sin
necesidad de discurso. Pero siempre con la compañía de ellas.
De una madre para quien no existen
palabras; porque no hay reconocimiento suficiente para tanto.
De ella, con cuerpo de mujer y mentalidad
de niña, tan vulnerable, tan sensible.
De ella, tan guerrera, tan libre.
De ella, siempre a la sombra, siempre
disponible, siempre como nexo.
De ella, tan generosa, tan valiosa, con
tanto por vivir en esta segunda vida.
De ella, tan profunda, tan analítica, tan
prudente.
De ella, tan loca, tan divertida.
De ella, tan sensata, tan clara.
De ella, tan pequeña, tan grande.
De ella, tan inteligente, tan humilde.
De ella, tan diferente, tan auténtica.
De ella, tan fuerte, tan luchadora.
De ella, tan inocente, tan consciente.
De ella, tan sabia, tan poderosa.
De ella, tan inconsciente, tan transmisora.
De ella, tan ella, tan siempre.
De ella, vivida, tan sufridora.
De ella, tan comprometida, tan ajena.
Todas ellas marcan hoy mi destino. Todas
ellas me ayudan en esta nueva etapa. Tan ellas, tan mías. Tan agradecida. GABRIELLE.
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