jueves, 30 de mayo de 2013

"Searching for sugar man"



Si piensas que estás vencido, lo estarás,
si piensas que no te atreves, no lo harás,
si piensas que te gustaría ganar pero no puedes,
no lo lograrás.
(Rudyard Kipling)

Sixto Rodríguez es de Detroit por cosas de la vida; su padre era mexicano. Su sino se ha encontrado siempre en el mundo de la canción, aunque este llegara tarde. Él cantaba por amor al arte en la década de los 70, pero nunca su arte le dio de comer. En América su apellido no contaba con Marketing suficiente para vender discos y, tras dos intentos fallidos, continuó su vida como peón de albañil. Lo que Rodríguez no supo durante veinticinco años es que en la otra punta del mundo, en el sur de un continente llamado África, sus canciones eran un reclamo popular. Sus cantos a la vida y a la libertad, censuradas por aquella época en países donde todavía existían las luchas de raza, otorgaron a la sociedad esperanza. La que un día perdió Sixto por el simple hecho de tener que dar de comer a su familia. Pero un cuarto de siglo después, allá por los 90, el mito revive gracias a la insistencia de aquellos que amaron y adoraron su música. Rodríguez acude a la llamada de su público y ofrece una gira en diversos países africanos. Esta historia humana quizás no vuelva a repetirse nunca por toda la magia que la envuelve. Pero, como la de Sixto, otras tantas de gente que tocan de cerca el cielo para ser la viva imagen de Dios en la tierra. Ayer fue el 70 cumpleaños de otro ser tocado por lo divino, que aunque en estos momentos está lejos de lo humano, todos y cada uno de los que le conocimos, guardamos para nosotros el mejor recuerdo de quien fue otro ángel a lo Rodríguez. GABRIELLE.

        

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