martes, 26 de febrero de 2013

"Alta y baja costura"

Baja costura es lo que sentí al ver nuestra reciente XXVII edición de los Premios Goya. Porque convertirte en la percha de diseños de la alta como cualquier Hannibal Laguna, un esmoquin de David Delfin, un vestido de Ion Fiz, un estrambótico Carlos Díez o un palabra de honor Devota&Lomba (uno detrás de otro) te convierten en responsable de un saber estar que se antoja complicado en estos días. Del mismo modo que todos aquellos que recibieron su estatuilla por el trabajo bien realizado eran responsables de hablar de cine del bueno. Y de glamour, y de sueños, y de estrellas... para eso estaban ellos allí. Sus películas deben ser la crítica inteligente de todas sus denuncias, que para eso también están aquí. Pues en una gala como la que se celebraba, los espectadores nos sentamos delante de la televisión a pasar un rato agradable, no un mal trago como los diarios del mediodía. Pero lo cierto es que también siento la baja costura cuando veo a una joven Jennifer Lawrence en la LXXXV edición de los Oscar realizar un mal gesto a la prensa con su estatua en la mano, por más Dior que luciera tras su piel. Confundimos términos y nos creemos con derecho a defenderlos. GABRIELLE.

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