ceAquella frase de "detrás de cada hombre hay siempre una gran mujer" es cierta como la vida misma. Pero de ahí a que esas mujeres se conviertan en musas e inspiradoras de quienes diseñan existe un gran paso. Mujeres con carácter, diferentes a lo establecido que con su frescura, su espontaneidad y especialmente con su inconformismo, transmiten sentimientos que llevan a los grandes de la moda a crear a través de ellas colecciones, bolsos, perfumes o zapatos. Ellas influyen en los creadores, pero también en las mujeres comunes y corrientes que sienten el deseo de poseer aquello que vieron en la musa. Desde Gala, la alter ego de Salvador Dalí, a Yoko Ono, el gran amor de John Lennon... el otro día me topé con Edie Sedgwick, la musa de Andy Warhol. La película Factory Girl narra la historia de la relación que estableció el pintor con esta chica "especial" procedente de una familia burguesa que dejó sus estudios de arte para trasladarse a Nueva York a probar suerte en el mundo del cine. Un mundo que le quedó grande y que le trajo más desgracias que alegrías. Un mundo frío en el que de la noche a la mañana de la cima pasas al más gélido de los suelos. Warhol sintió por ella una verdadera atracción desde el momento en que la vio por primera vez, pero sus caprichos y cambios de humor convirtieron a Edie en una mujer enganchada a las drogas y dependiente del precursor del pop art. El éxito le llegó de su mano y fue él mismo quien consiguió arrebatárselo. Y es que Andy no quiso compartir a su musa con el músico Bob Dylan, con quien la actriz comenzaría una relación más allá de la amistad. Como consecuencia, Warhol encuentra nueva musa a la que convertir en estrella. Edie se reduce a una drogodependencia que la lleva a la muerte con tan sólo 28 años, edad en la que podría haber estado en lo más alto de su carrera. Como la vida misma, la que podemos dividir en etapas en las cuales las personas que te rodean te influyen y deben convertirte en mejor persona, pero existen muchas otras que pasan a lo que denominamos pasado... Para muchos artistas esto también era así, como para Picasso, para quien de cada nuevo romance surgía una nueva musa protagonista de sus cuadros. Unos van y otros vienen...
Pero en el recuerdo siempre quedarán las musas, mujeres con una gran capacidad para transmitir personalidad y definir de una forma clara la esencia de una época determinada. En el Instituto de Vestimenta del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York han dedicado una sala a este hecho en la muestra "La modelo como musa: La personificación de la moda" que estará expuesta desde el pasado mes de mayo hasta agosto de este año. En ella modelos como Twiggy, Jerry Hall, Beverly Johnson, Kate Moss, Naomi Campbell, Linda Evangelista... representan a todas aquellas mujeres que se distinguen del resto y logran inspirar a los más grandes. Musas existen tantas como artistas, Marie Vernet para Worth, Audrey Hepburn para Givenchy, Grace Kelly para Hermes, Camilla Morton para Galliano, Sofia Coppola para Jacobs, Naomi Campbell para Versace...
Ellas son su ideal en un momento dado, su alter ego. Mujeres que aunan pasado, presente y futuro y que les aportan inspiración en determinados momentos de sus vidas. Por ello pasarán a la historia... pero lo verdaderamente importante reside en saber ser, además de musas, personas. GABRIELLE.
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