Santiago, capital de contrastes, ofrece desde el más auténtico caos sudamericano del mercado central un sábado por la mañana, a la paz más absoluta desde el cerro de San Cristóbal. De la modernidad de las zonas universitarias junto al barrio de Lastarria o del centro, a la tradición y artesanía del pueblo de Los Dominicos. De la cocina de vanguardia y reconocido prestigio mundial de Astrid&Gastón a la clásica y clandestina de Bahía Perincura. Entre su gastronomía: machas a la parmesana, choclo a la parrilla, ceviche del día, chupe de loco, mote con huesillos, asados de carne... delicias que no se deben dejar pasar en los fogones chilenos.
En el camino hacia la zona costera del centro resulta imposible no detenerse en el valle de Casablanca, conocido por sus viñas y su maravillosa producción de vinos. Emiliana y ViñaMar son dos paradas obligatorias para olvidar el tiempo con una copa de Chardonnay. Valparaíso es destino para disfrutar de día y la terraza de Fauna con vistas y música en directo un lugar donde alargar el almuerzo. Maitencillo, Cachagua y Zapallar ofrecen descanso a las familias santiaguinas hasta la eternidad. Volveremos sólo para volver a tomar un churro con manjar y azúcar glass. Quien lo conozca sabe que vale la pena.
La ruta por el sur chico comienza en Puerto Montt, donde realizar una breve parada en el mercado de artesanía de ÁngelMo y tomar la Ruta Austral con destino a perderse. Pasar una noche en una cabaña remota en Puelo y que Coca te prepare en su restaurante Tique una trucha recién pescada no tiene precio. Bordear el lago Llanquihue y parar en Puerto Varas, sin dejar de comer en el restaurante argentino Cambalache, y dormir en Casa Kalfu. Hacer senderismo en los Parques Nacionales y ver aparecer la inmensidad del volcán Osorno al final de la carretera. Conocer la decadente Valdivia y su enérgica ciudad universitaria al borde del río. Emocionarse en Frutillar e inspirarse en Se Cocina como modo de vida. Sentirse insignificante ante tan vasta naturaleza capaz de hacer temblar la tierra durante tu visita. Disfrutar de un destino virgen y poco explotado para un turismo que, sin duda, se desarrollará con el mismo andar de un país inolvidable.