Ciertamente, nos hemos dividido. El ser humano tiende a rechazar a lo distinto de sí mismo por pura cuestión de supervivencia; si es distinto, puede resultar peligroso o contraproducente. Por ese motivo se crean roles y grupos sociales que íntegramente se mimetizan. Las wakus con las wakus y las chonis con las chonis. Y por ese motivo existen bolsos de 12.000€ y bolsos de 5. O menús de 300€ y otros a partir de sólo 1. Hace poco leí una noticia en la que se analizaba que los restaurantes de Ikea casi se han convertido en comedores sociales. Su carta, con albóndigas y puré de patatas como guarnición a 1€, perritos calientes a 0,50€ y refrescos rellenables para compartir con toda la familia, ha sido y es un boom en pleno auge de esta crisis.
¿Está la moda supeditada a un público exclusivo y elitista? Con la democratización de la misma, los términos de la moda cambiaron y todos hoy podemos lucir un Chanel a precio de Zara. Contenido y continente logrados con una única diferencia: la etiqueta. En el mundo de la restauración ha ocurrido lo mismo. La empresa andaluza Restalia, con sus restaurantes 100 Montaditos y La Sureña nos acercan a una nueva forma de saborear la comida. Montaditos a 1€, raciones de gambas y jamón regaladas, jarras de cerveza a módicos precios... se trata del nuevo Inditex del mundo culinario y de nuevo con sello español. En este sentido el ser humano cuenta con una máxima que es el disfrute, pues al final lo que queremos comprar son sensaciones y experiencias. No estamos tan divididos como pensamos, son sólo las barreras sociales las que nos convierten en esclavos de nosotros mismos, al no darnos cuenta de que lo que tenemos al lado no es realmente tan diferente como pensamos; ni por la aparente exclusividad, ni por la aparente vulgaridad. GABRIELLE.
"La única diferencia que nos puede separar, amigo mío, es nuestra visión auténtica de la libertad humana".
Imagen: http://www.tasteofrunway.com
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