Se abre el telón en El Pelícano MusiCafé y de pronto parece que no estamos en Cádiz. Tras un gran ventanal, un maravilloso decorado con el mar de fondo y, dentro de la cueva, los años 50 americanos. Frente a nosotros, Roly Berrio, un artista cubano que nos aleja, por un momento, de quienes somos nosotros. Virtuoso de la música, nos hace reír hasta gritar, y nos hace llorar, ahondando en lo profundo de nuestros corazones. A mi derecha, una tenaz aspirante a secretaria judicial que se ha animado a pedir otra copa. A mi izquierda, un publicista convertido a periodista con su consecuente interés por todo lo que le rodea. Delante de él, entre sus brazos, una soñadora de la felicidad con mucho poderío en sus manos y una mente llena de inspiración. Alrededor nuestra, mucha gente con su propia historia que por esa noche se ha olvidado de quien es. Todos nos entregamos obedientemente a las sabias palabras de Roly, pero sobre todo, a su música, esa que amansa a las fieras y que nos deja a un lado nuestro ego personal. Un ego que nos conduce a ver sólo nuestros propios problemas, miedos e incertidumbres y que nos hace olvidar que existen personas cerca nuestra que nos ayudan a superarlos. Esta noche Roly nos ha hecho darnos cuenta en realidad de quienes somos. GABRIELLE.
1 comentario:
La aspirante estaria encantadisima de repetir la velada cnd usetd guste!!!
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