"Y el Goya es para…"

Un año más he tenido la oportunidad de vivir desde dentro la gala de los Goya. Un año más, hizo una noche muy muy desagradable, esta edición con goteras incluidas dentro del Palacio… que le daban un glamour parecido al Kodak Theatre de los Oscar. Hubo maravillosos vestidos, estilismos fatales, complicidad entre amigos, apuestas discretas entre protagonistas en el backstage y una cobertura de ¡420 periodistas de todo el mundo! La cifra más alta hasta la fecha. Ah! Y por supuesto algún que otro cotilleo bastante curioso…

En cuanto a modelitos se refiere, yo ya tengo mis favoritos y son tres, aunque no he sido capaz de saber el puesto de cada uno en mi ranking. Paz Vega me sorprendió con un vestido de Hannibal Laguna color rosa palo, por la rodilla, drapeado. La tela era un gustazo, parecía que iba envuelta en algodón de azúcar y aunque disimulaba, si te fijabas, la barriguita ya se le notaba. No fallaron los zapatos, unos Louboutin de encaje que le iban perfectos al traje. Belén Rueda fue, un año más, de Carolina Herrera, y acertó de pleno. De inspiración griega, vestida de blanco con detalles plata en hombros y cintura, la protagonista de “Mar Adentro” arrasó en la alfombra verde vestida de seda hasta los pies, como debía ser. Y también de blanco, me encantó Olivia Molina. Ella eligió al diseñador italiano Azzaro y el corte del vestido, pese a ser algo clásico, le iba a la perfección ya que resaltaba sus facciones, acompañada además de un estupendo moño alto (en mi opinión, le falló el calzado, unos botines abiertos por delante y por detrás, pero es que ese estilo tan moderno a mí nunca me ha ido).

Mención aparte merece Penélope Cruz. Como sospechaba, POR CIERTO GABRIELLE HE GANADO LA APUESTA, vino vestida por un diseñador extranjero, Chanelazo al canto. Considero que hubiera sido acertado elegir a algún diseñador español pero a ella no le debió parecer muy buen idea. A pesar de que la Asociación de Creadores de la Moda Española hubiera llegado a un “acuerdo” para que las principales actrices fueran “made in Spain”. En fin, no comments. Llegó seria, se llevó el Goya y subió al estrado con pasmosa tranquilidad, sin aparente emoción. Leyó lo que ya traía escrito de casita, y tal como vino, se fue. Momentazo cuando salió por bambalinas y se encontró de frente con su ¿suegra? Abrazo cariñoso pero tampoco nada del otro mundo así que … yo no entiendo nada! Y una vez más…Querida PE, no me convences ni de lejos… ni de cerca.
Y guapos guapísimos…no descubrí nada nuevo. Mi estupendo José Coronado, al que ya se le empiezan a notar los años, hizo menos ruido que otros años. Ya no corre por los pasillos para felicitar a sus colegas y es que la edad no perdona. Alberto San Juan estaba, simplemente, que se rompía de guapo y se paseaba tranquilamente por backstage con una copa de algo amarillento (¿vino blanco? ¿whiskie?). A él se lo permitimos, a ese perfil con esa buena nariz y mandíbula prominente…Ahí es nada…
Pero tengo una mención especial. Una mención de honor, como el “Goya de Honor”, vamos. Y esta vez no cae en un actor de 14.567 años sino en un marido que estuvo 100%100 al tanto de su mujer. Un marido que buscó una silla para que no se cansara con los altísimos tacones, un marido que le hacía cariñitos en el brazo antes de que ella saliera a escena, un marido que le estaba esperando cuando ella acabó de presentar a los nominados para decirle lo bien que lo había hecho…Un marido de peli! Mi Goya de Honor es para……… (REDOBLES)……. Orson Salazar. Parece que la Vega encontró en Cuba un verdadero tesoro caribeño ;)
Pdata. Algún día, yo también pasearé por esa alfombra verde, llevo ensayando años.
PEGUIE.