martes, 6 de mayo de 2014
"Enzimas y enfermedades"
Llevo ya cinco años compartiendo mi vida con alguien a quien solo le ha dolido la cabeza en una ocasión; sí, solo una. Bien es cierto que en estos cinco años no ha mostrado preocupación real por muchas cosas, se limita a ser feliz. Caer enfermo en un mes de mayo que parece agosto es pesado y yo soy de esas personas que se sienten desgraciadas y deprimidas cuando están con un simple enfriamiento (en esta ocasión se trata de faringitis). La debilidad se adueña de mi cuerpo, pero una doctora amable puede mejorar mi estado. De ahí el papel que juega la propia psicología humana y remedios tan caseros como comer de forma adecuada. ¿Podemos vivir sin enfermar como resultado directo de lo que comemos? Anoche me hablaban del libro del japonés Hiromi Shinya, La enzima prodigiosa, quien defiende la habituación a una dieta basada en vegetales y frutas como básica para vivir. Una dieta parecida a la mediterránea pero eliminando algunos alimentos como la leche de vaca. Hace pocos días Peguie, que sufre de migraña, me comentó que va a realizar un tratamiento basado exclusivamente en estos alimentos. A ello sumo: dormir, incluso la siesta de veinte minutos; ejercicio físico después del mental, para liberar endorfinas; y mimos cuando uno está enfermo (además de gárgaras con miel y limón y baños nasales con agua y sal). GABRIELLE.
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