Cuando pensabas que era difícil que las cosas pudieran ir a peor, cogen ellas solitas y van a peor. Cuando la cuesta llegaba a su máxima pendiente y creías que estabas superándola, te encuentras con un nuevo bache que todavía te pone más complicado el camino.
Ayer, viendo una de las últimas pelis de la Aniston, de estas americanas tontas que me alegran determinadas noches de aburrimiento, me acordé mucho de ella. Y es que cuando todo parecía irle de maravilla, junto con un marido estupendo, y ella sola se encontraba en la cima del éxito, resulta que llega otra con más curvas, más centímetros y dos veces más labios que tú y se lo lleva. Y pasados los años, pasadas las cuestas, pasados los malos momentos que te recordaban a él y a todo lo que juntos habíais vivido, tú solita te decides y haces una película, con perro incluido, que aparenta ser el modelo de vida que ella quiso y no tuvo. ¿O es que era ella quién no quería este prototipo de familia? Resulta que Jenni, tal y como se llama en la película, se casa con un compañero de profesión, y juntos comienzan una vida de recién casados, ultra-enamorados. Tras un aborto, deciden tener un perro que dé vida a la familia. Y tras él viene el primer niño, y el segundo y hasta el tercero. No sé yo, pero demasiadas coincidencias. Como postre de la peli una moraleja de estas que no se creen ni de cerca en Hollywood, relacionada con la importancia de la familia y de los que tienes cerca en contraposición con el trabajo y el éxito profesional.
Y entonces yo me digo, ¿se ha vuelto loca la Aniston y ha decidido macharcarse ella sola? Pues yo creo que no. Yo creo que ella ha querido reírse primero de sí misma, para seguir con una buena ración de risas dedicadas a los Pitt-Jolie y al resto del mundo. Y así, de una manera discreta sigue apareciendo, sigue protagonizando películas y sigue levantándose cada día para reírse de todo y de todos. Con aspecto estupendo y un pelo que brilla sobre todos los Pantenes y revitalizantes del mercado. Visto lo visto, no me queda otra que predicar con el ejemplo. GABRIELLE.
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