
Vestido: Zara. GABRIELLE.
"Sólo para gente guapa"... titular de las fiestas más in de las capitales de moda. En mi época universitaria, en locales como Fortuny en Madrid se gestaban este tipo de eventos donde sólo los guapos tenían cabida. Los guapos con los guapos y los feos con los feos, y los que nos encontramos en el abismo de esta categoría (ni guapos ni feos) asistíamos como meros espectadores de tal espectáculo. Besos por doquier, copas de balón, tacones de aguja, tirantes para trajes de chaqueta, sombreros tipos bombín... y puro marketing en un circo donde incluso había bufones, y a las pruebas me remito. En la alta sociedad ocurre lo mismo y me imagino que elevado a la enésima potencia. Carlota Casiragui, hijísima de Carolina y nietísima de Grace, es un claro ejemplo de tal situación. De cómo un círculo determinado crea una pandilla donde sólo los guapos, ricos y famosos son los protagonistas. Carlota es novia de Alex Dellal, quien proviene de una adinerada familia brasileña vinculada al mundo de la moda y del arte. Su hermana Alice, modelo rebelde, fue a su vez novia de Pierre, quien cierra el círculo como hermano de Carlota. Pero Pierre cambió a la chica mala por Beatrice Borromeo, el lado opuesto de Alice y parte de una familia aristocrática italiana. Por último, Andrea, el mayor de los Casiragui, continúa con la saga de millonarios al lado de Tatiana Santo Domingo, nieta de un magnate colombiano. Tatiana se ha convertido en íntima de Carlota y juntas asisten a fiestas de grandes firmas de moda internacionales. Gucci, Chanel... se las rifan en las primeras filas de sus desfiles. Al igual que Missoni, cuya nieta, Marguerita, también se encuentra dentro de esta royal society. O los hermanos Restoin-Roitfeld, hijos de la ex editora por diez años de Vogue París. En el ambiente madrileño recuerdo una noche que se coló por allí Tamara Falcó, quien se retiró pronto y continuó la noche con su círculo de amigos guapos, ricos y famosos en uno de los salones de la casa de su madre, seguramente rodeados de bombones Ferrero. Y es que, como todo en la vida esta esencia hay que mamarla desde la cuna y desarrollarla con los años. Como bien dice mi querida Peguie, o eres o no eres... GABRIELLE.
Esa es la idea que quieren transmitir en las jornadas Felicidad en el trabajo que se celebrarán en La Coruña los próximos 21 y 22 de octubre. ¿Y es realmente posible? Un mundo idílico nos muestra imágenes idealistas de exuberantes modelos en sus sesiones de fotos, actrices que viajan y asisten impecables a sus estrenos, interesantes redactoras de Vogue, estilistas, jefas de compras, jefas de prensa, diseñadoras... todos aquellos cargos que giran alrededor de una pasión que parece extenderse a muchas mujeres que sueñan con un trabajo que les llene completamente sus vidas. Pero, más allá de eso, y de vuelta a la realidad ¿cuándo el trabajo no es un castigo? Ciertamente resulta fundamental para ello un buen ambiente de trabajo, un equipo humano que te trate como familia, pues con ellos pasas más horas que con la tuya propia. Un jefe que te anime en los buenos y malos momentos y que te recuerde que aunque las cosas no marchen siempre bien, eres importante en la empresa... Pero también es imprescindible una actitud positiva que ha de partir de uno mismo, para que esa energía fluya hacia los demás.
Efectivamente existe una curva de mercado que genera una demanda y que tal demanda puede dispararse por diferentes factores. En cuanto a la moda, un determinado personaje puede provocar altos picos en la venta de una prenda o complemento, ya que el común de los mortales aspiramos y soñamos con poseerlo. A partir de ahí se generan una serie de situaciones un tanto ridículas y exageradas, como las cifras astronómicas que se pagan a quienes son imagen de una firma, o como el absurdo de soñar con vidas ajenas sólo porque estas sean aparentemente bellas y divertidas. Cada uno de nosotros nos encontramos aquí por una determinada razón y con un objetivo que lograr a lo largo de nuestra existencia. Todos y cada uno de nosotros contamos con una vida maravillosa (sólo una) que debe ser explotada en cualquiera de sus ámbitos, nos dediquemos a lo que hagamos. Para explotarla y llegar a alcanzar la felicidad completa sólo es necesario tener claro cuál ha sido nuestra misión encomendada según nuestras circunstancias, y poner todo lo que se encuentre en nuestra mano para alcanzarla. Todo lo demás, a la hora de la verdad, sobra. GABRIELLE.
Imaginemos que somos las conocidas protagonistas de una serie de moda; levántemonos a media mañana y pongámonos nuestras mejores galas. O imaginemos que nos encontramos en los años 50 y que somos ese público selecto para quienes los diseñadores de alta costura presentaban sus colecciones, antes del nacimiento del pret-a-porter. Pero sobre todo disfrutemos de lo que nos gusta.